Frank Herbert: "Dune" - ISANEMA.BLOGSPOT
Reseña- Frank Herbert: "Dune"
Por: María Isabel Mena Lobo
"No conoceré el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Solo estaré yo".
- Letanía contra el miedo, Ritual Bene Gesserit
Cada día que leía "Dune", transformaba despierta todo mi entorno, ni siquiera necesitaba cerrar los ojos para cambiar las vastas montañas densamente pobladas de árboles que me rodeaban y estar en Arrakis, el planeta del desierto. Para hacer parte de su religión, para hacer parte de la cadena de sucesos indelebles que se abre paso por las páginas del libro, para sentir la arena picando en el rostro como miles de agujas, para ver los ojos azul contra azul de los Fremen o para sentir el incontenible miedo que supera la realidad y que va más allá de las fronteras de la consciencia.
Pocas cosas tan satisfactorias como haber terminado una obra, y no cualquier obra. Nada más y nada menos que la cumbre de la ciencia ficción, el universo dentro del universo, el camino dentro del camino, el planeta dentro del planeta... "Dune" es uno de mis retos literarios más satisfactorios.
"Dune" es una obra de proporciones gigantescas, no solo por el número de páginas o de palabras que contiene (que de hecho también son bastantes) sino por su universo en sí mismo. Es más, tiene un contexto tan amplio que el autor le dedica una cantidad de Apéndices más o menos equivalentes a unos cuatro capítulos estándar del libro.
Nunca imaginé que Dune fuera a capturarme tan entrañablemente. Aún hoy, me fue difícil elegir una cita para empezar la reseña porque es un libro de una sabiduría incomparable, de una imaginación extraordinaria y de una narrativa emocionante.
Situados en el planeta Caladan y con enfoque hacia el duque Leto Atreides, Herbert sigue no solo al padre sino al hijo, un muchacho de quince años, llamado Paul. Paul no se nos presenta como un joven común, es descendiente real pero además tiene unas extrañas ensoñaciones que parecen tener lugar en un futuro próximo. El todo se desestabiliza cuando el emperador del universo (Padishah IV) decide enviar al duque Leto y a su familia (también a la concubina real y madre de Paul, una Bene Gesserit) al planeta Arrakis, el planeta del desierto; un planeta totalmente recubierto de arena y de la sustancia más preciada del universo, la especia. Sin la especia no existirían los viajes interplanetarios. "Quién controla la especia controla el universo" se llega a decir en un punto del libro.
Desde el inicio, Helbert llena la historia con un halo de misticismo que hace que no estemos ante una obra de aventuras y ciencia ficción común. Entre los muchos universos que crea este autor en el libro, uno destacable es la estructura política social, económica y cultural que realiza con una minuciosidad nunca antes vista. Es una estructura compleja organizada en un ente político común: El imperio y por tanto, el emperador. De allí, se van sumando organizaciones como Las grandes Casas que son familias reales que dominan políticamente los planetas, El Lansraad que es un conjunto de las casas mencionadas, la CHOAM que es la organización que domina el comercio de especia y los viajes interespaciales y la organización que para mí resulta más interesante: la organización Bene Gesserit: las brujas del universo; una especie de escuela semi mística en donde se educa a mujeres cuidadosamente seleccionadas para desarrollar una parte de la consciencia que lleva a determinados poderes mentales y psicoanalíticos. Las Bene Gesserit no solo se encargan de cultivar estos poderes superhumanos sino que cuidan minuciosamente las religiones del universo y manipulan infinitos rasgos genéticos.
La población de Arrakis está conformada por los llamados Fremen, un grupo gigantesco de personas establecidas en distintas tribus que han sobrevivido milenariamente al desierto y que lo consideran un ente superior, una tribu con una religión única y políticamente organizada. Los Fremen tienen un rasgo característico: Sus ojos son completamente azules, sin el menor rastro de blanco por la exposición a la especia.
Lo curioso es que "Dune" está organizado en tres distintas partes: la primera, titulada "Dune"; la segunda titulada "Muab' Dib" y la tercera titulada "El Profeta". Y es curioso porque se puede resumir al libro según los títulos de estas partes, el libro es el viaje de Paul no sólo literal sino metáforico hacia su destino. Un destino extraordinario, espiritual y místico que nunca habríamos imaginado. El autor se toma el tiempo de configurar no sólo el estado ambiental que rodea a Paul sino su propio estado mental, que es lo que lo hace, como se dice al comienzo de un capítulo: "Mas que un hombre y menos que un Dios".
Lo que parecía la cotidianidad de una familia real futurista se torna en un llamado intenso y celestial que conlleva inevitablemente al sufrimiento y a la vez a la grandeza.
Lo que une a Arrakis con nosotros y a sus universos también es Paul, "aquel que puede estar en muchos lugares al mismo tiempo".
Paul:
La especia no solo posibilita los viajes, sino que también funciona como un alucinógeno que despierta ciertas capacidades corporales y mentales. En Paul eso fue más allá, por eso digo que gracias a Arrakis conocimos el destino de Paul. En el aire se respiraba la intensa sustancia que le ayudó a Paul a ver su destino y los destinos de los otros. El viaje comienza donde comienza Arrakis.
"Tengo una visión diferente. Veo un paisaje diferente: todos los caminos disponibles".
"Podía mirar hacía su pasado y ver sus inicios (...) También podía contemplar su futuro y ver adónde conducía todo, una sensación realmente terrible.
"¡Soy un monstruo! - Pensó -, ¡Un bicho raro!"".
Paul es la figura mesiánica que une todo en el universo.
Lo interesante es también cómo Helbert introduce el amor, en una relación amorosa única de la ciencia ficción que esta sujeta sutilmente a la historia. Curioso como Paul llama "Sihaya", que significa "Primavera del desierto" a Chani, una chica Fremen que, como todo en "Dune", está intrínsecamente unida a Paul y de la manera más humana posible.
"Volvió a sentir la hiperiluminación, su detallada imaginería del tiempo, y también cómo su futuro se transformaba en recuerdos: las tiernas bajezas del amor físico, la comunión de identidades, el reparto, la dulzura y la violencia.
- Eres fuerte, Chani- murmuró-. Quédate conmigo.
- Siempre- dijo ella, y lo besó en la mejilla".
Arrakis y el agua:
Al ser un planeta completamente desértico, en Arrakis el agua es el bien más preciado, incluso más que la especia.
Una relación muy interesante del libro es la de los Fremen con el agua. Una frase significativa de esta relación dice: "La carne pertenece a la persona, el agua pertenece a la tribu". Una frase que queda redundando en tu mente y entre más la piensas más se hace profunda. La frase pone en evidencia los fuertes lazos y la hermandad que une a los Fremen y sobre todo la profunda importancia del agua. Es tan poca el agua de Arrakis que se utilizan los llamados "destiltrajes", que recogen la humedad del cuerpo de quienes lo llevan puesto.
La relación de los demás pobladores de Arrakis con el agua se resume en las siguientes líneas, unas líneas que me sorprendieron en la primera parte del libro:
¡Se fijaba en la manera en la que los transeúntes miraban las palmeras! Vio en sus rostros envidia, odio... y también algo de esperanza. Cada persona que pasaba miraba los árboles con hipnótica fijeza en su expresión.
- ¿Sabes en qué piensan? (...) Miran esos árboles y piensan: "Equivalen a un centenar de nosotros". Eso es lo que piensan.
- ¿Por qué?
- Son palmeras datileras- dijo el hombre -. Cada palmera datilera absorbe cuarenta litros de agua al día. Un hombre solo necesita ocho. Por lo tanto, una palmera equivale a cinco hombres. Hay veinte palmeras ahí fuera, o sea, cien hombres.
- Pero algunos miran las palmeras con esperanza.
- Esperan que caiga algún dátil, pero no es la temporada.
Cabe destacar que los Fremen no solo tienen una relación con el agua sino con la ecología en general. Con un sueño común, la tribu de Arrakis se ha organizado a lo largo de los años para hacer del planeta un planeta habitable y con una paciencia infinita son conscientes de un cambio de siglos, incluso milenios para que el planeta se convierta en un verdadero paraíso con densos bosques y agua corriendo por todas partes.
"Dune" es tan única, tan atrayente, tan minuciosamente estructurada... Todo se conecta, nada se pierde. Lo místico y lo sobrenatural hacen parte de lo real y del presente. El amor, la humanidad y sobre todo la ecología configuran a "Dune" como una experiencia irrepetible y una novela cumbre. Sin duda alguna y días después de terminarla puedo decir que, como lo dijo Paul:
"Nunca podremos abandonar Arrakis sin llevarnos una parte de Arrakis con nosotros", y esto inevitablemente aplica para mí y para todos los intensos lectores que nos sumergimos en las infinitas Dunas del desierto Arrakeno y que cabalgamos los gigantescos gusanos, los que vivimos en Arrakis por tanto tiempo que adaptamos el azul sobre azul de los Fremen.
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